miércoles, 3 de marzo de 2021

Ciudadanía activa por la igualdad de trato

¿Qué podemos hacer desde nuestra posición como empleados públicos para impulsar la igualdad de trato y la no discriminación?

Este último reto lo voy a dedicar a tratar de responder la cuestión planteada, para ello me gustaría partir de la base de que todos, como ciudadanos, tenemos el deber y la obligación de actuar en todos y cada uno de los aspectos que conforman nuestra vida cotidiana, fomentando la igualdad y la no discriminación. Pero esta cuestión cobra especial relevancia cuando nos trasladamos a las Administraciones Públicas. 

En este sentido, me gustaría abordar el asunto desde dos puntos de vista. En primer lugar, en cuanto a la relación diaria del empleado público con el ciudadano, teniendo en cuenta la función de servicio que se desempeña, es fundamental que, a la hora de gestionar cualquier petición, queja, sugerencia, incluso en el trato directo, se haga con respeto a la igualdad y a la no discriminación por razón de raza, edad, sexo, identidad sexual, enfermedad, religión o cualquier otra condición personal o social. Para facilitar lo que acabo de exponer, es necesario llevar a cabo acciones formativas que capaciten a los empleados públicos que trabajan en entornos en los que se trata con público que puede ser o convertirse en susceptible de sufrir discriminación por sus características personales (por ejemplo, en oficinas de atención a víctimas de delitos y en las prisiones, entre otras).
Es importante señalar que, para poder llevar a cabo cierto tipo de actuaciones, se requiere capacidad de maniobra, actuación y sobre todo, de decisión, y esto no ocurre en todos los ámbitos de la Administración Pública, ni en todos los puestos de trabajo. En un entorno en el que podamos promover actuaciones para impulsar la igualdad y la no discriminación, se podrían llevar a cabo, por ejemplo, programas de acceso a la tecnología para personas mayores, de atención a la discapacidad, de promoción del empleo para población extranjera y en riesgo de exclusión, etc.

En segundo lugar, también somos empleados públicos que trabajan en un entorno laboral con otros empleados públicos, entre iguales, superiores y subordinados. Este ámbito cobra especial relevancia, porque es nuestro día a día y donde mejor se observa cualquier actuación que provoque desigualdad y discriminación. En mi opinión, cuando nos referimos al entorno laboral, los tipos de discriminación más visibles se producen por razón de sexo, edad, discapacidad, religión o creencia, orientación sexual y enfermedad que se padezca. Por tanto, para evitar estas situaciones, es necesario denunciar cualquier hecho de este tipo del que podamos ser víctima y no convertirnos en cómplices de ninguna situación discriminatoria que conozcamos o hayamos presenciado. 
Desde nuestra posición, la actuación más básica que podemos llevar a cabo es el respeto hacia todo tipo de diversidad y el fomento de la integración y de la inclusión.

Como conclusión a este módulo y al curso en general, me gustaría hacer una última reflexión: son muchas las actuaciones, políticas y programas que tratan de sentar unas bases para evitar la desigualdad de trato y la discriminación; sin embargo, a la vista de las situaciones que se siguen produciendo en este sentido, creo que no somos conscientes de que, a diario y, sin darnos cuenta, aún caemos en prejuicios, estereotipos y en el fomento de situaciones que llevan a la desigualdad y a la discriminación. La base para lograr la plena inclusión parte de cada individuo y en un contexto en el que priman el egoísmo, el materialismo, lo efímero, la falta de empatía, la superficialidad en las relaciones, la violencia y la cultura del mínimo esfuerzo, creo que este objetivo se puede convertir en una utopía.

Ciudadanía activa por la igualdad de trato

¿Qué podemos hacer desde nuestra posición como empleados públicos para impulsar la igualdad de trato y la no discriminación? Este último ret...